martes, 14 de septiembre de 2010

¿De quién es la culpa?

La OCM del vino esta ahogando al marco de Jerez, los viñistas, las bodegas y los políticos de Europa se tiran los trastos a la cabeza. Cada vez se arrancan más y más cepas y las albarizas lucen pálidas al sol de septiembre que otrora hizo sudar a los vendimiadores.
La culpa, realmente, no es de Europa. Los productores de vino han entrado en una dinámica de guerra de precios; ayudas a la producción, ayudas a la recolección, subvencion de seguros, ayudas a la contratación, la exportación y a no se que gaita más. Al final el vino sale casi gratis.
Europa, los políticos, la gente, no entiende de calidad (cosa que no se le puede quitar a los caldos de Jerez), pero si entienden de lo que la calidad genera en el público que es la sensación de prestigio. Aunque un vino de Jerez sea bueno y relativamente único, si, por llegar a más público, una botella de fino en una estantería de un Lidl de Duseldorf, cuesta 2,50 euros, sea como sea, hemos tirado el prestigio del vino de Jerez por el desagüe. Los políticos europeos, jamás se atreverían con Champagne, Bordeaux, Granna Padano o cualquier otra denominación prestigiosa de un país europeo, pero con una denominación que hace vinos de dos cincuenta... la cosa cambia.
Si las bodegas no hubieran entrado en esa absurda guerra de precios por el mercado europeo, el prestigio del vino de Jerez sería otro, tendría otra consideración en la organización común de mercados y las albarizas seguirían llenas de viejos sarmientos que cada año llenan las bodegas de palomino fino.

lunes, 13 de septiembre de 2010

Proyecto de desierto

Ha publicado la CNN un reportaje en el que se vaticina que el 90% del territorio de la región de Cachemira, corre el riesgo de convertirse en desierto y culpa de este proceso a la desforestación ocurrida como consecuencie del aumento de los rebaños de cabras.
En el sur de España, donde la desertización es una espada de Damocles que pende sobre los ecosistemas mediterráneos, quizá la proliferación de explotaciones ganaderas de ganado caprino por la creciente demanda de productos lácteos derivados de la leche de cabra, debería estar más o menos controlada, a fin de que el modo de alimentarse de estos ungulados domésticos no lleve aparejado la pérdida de zonas del bosque bajo donde se alimentan estos animales. Sólo hay que recordar que en los últimos años han proliferado, sólo en la provincia de Cádiz, casi una decena de queserías especializadas en este tipo de productos. Y eso que la zona no ha sido tradicionalmente productora de quesos.
Si bien debemos defender los magníficos productos que se están consiguiendo elaborar en la zona, hay que advertir del peligro que conlleva un exceso de pastoreo, del tipo que sea, en zonas especialmente sensibles a la desertización.