lunes, 13 de diciembre de 2010

Ocuri








A 2 kilómetros de la localidad de Ubrique, en la Sierra del Benalfí, en un lugar conocido como el Salto de la Mora, desde el que se controla y domina el paso natural hacia Benaocaz y la Manga de Vilaluenga, se encuentra el yacimiento arqueológico de Ocuri, con importantes restos de edificaciones romanas, así como vestigios de épocas anteriores, concretamente íbera.
LA PRESENCIA ROMANA EN OCURI:
Una vez finalizada la contienda entre Cartago y Roma, esta última, tras ser vencedora, comienza el proceso de romanización. En la Sierra de Cádiz y en los alrededores de Ocuri, en las prospecciones arqueológicas que se han realizado se han encontrado al menos 10 yacimientos que pueden ser considerados como villae o asentamientos de tipo rural. Sin embargo, por la documentación y datos de los que dispones, ninguno parece ser anterior al siglo I d.C., excepto en Ocuri que presenta restos cerámicos, siglos II y I a.C., que constituye el único argumento hasta ahora para poder atestiguar la presencia romana en esta etapa.
La mayoría de los asentamientos indígenas estaban sometidos a un tributo territorial (civitates stipendiarias). Según Plinio, en su Historia Natural, la Bética estaba comprendida administrativamente por cuatro circunscripciones o conventos jurídicos, cuyas capitales eran Écija, Córdoba, Sevilla y Cádiz. Ocuri, perteneciente seguramente al convento gaditano, quedó como ciudad estipendiaria de Roma hasta época Flavia, en la que se le concede el derecho latino. Sin embargo, tres inscripciones honorarias, dos dedicadas a los emperadores Antonio Pío y Cómodo, y una tercera dedicada a la difunta sacerdotisa de las divinas augustas, nos hablan de Ocuri como Municipio.
CIUDAD Y TERRITORIO:
los asentamientos rurales en época romana, siglo I y II d.C. fundamentalmente, debieron tener una vinculación directa con Ocuri, centro neurálgico del territorio, que a su vez tenía vínculos con ciudades de alrededor y otras más alejadas. No se puede hablar de grandes explotaciones ni de concentración de tierras en pequeña y mediana propiedad. Las villaes, dispersas unas de otras, eran de construcciones modestas.
El medio físico ha permitido que haya una explotación ganadera extensiva y una agricultura de subsistencia con aprovechamientos de recursos forestales. Entre las cinco o seis villas de las prospectadas se encuentran relacionadas con esta dinámica económica. Sí existe una villa señorial, construcción asociada a la fabricación de tégulas y ladrillos. Se encuentran otras más que no pueden fecharse por motivos concretos del territorio, a excepción de alguna como La Bovedilla a escasos metros de Ocuri, que sí ofrece una cronología fiable perteneciendo al siglo IV d.C. Durante el siglo III d.C. puede que Ocuri fuese abandonado progresivamente. En estas fechas no se podía hablar ya de la ciudad romana que había sido en los siglos I y II d.C., al desintegrarse la vida urbana que se produce en los territorios del Imperio y concretamente en la Bética.
MUESTRA DE ASENTAMIENTO IBÉRICO:
existen algunos materiales arqueológicos dispersos por el yacimiento que por su tipología parecen adscribirse a época prerromana, ibérica concretamente, cuya presencia se encuentra documentada por 35 fragmentos de cerámica ibérica pintada, adscrita a un ibérico pleno, aunque se han encontrado también del ibérico antiguo. La decoración siempre es pintada respondiendo a un esquema geométrico simple compuesto fundamentalmente por bandas concéntricas rojas y negras.
Debido a los escasos registros, poco se puede saber sobre la cultura material y la cronología relativa a la comunidad que habitaba en Ocuri desde antes del siglo VIII a.C. prácticamente hasta nuestra Era. Piensan que la evolución no pudo ser muy diferente a la del resto de comunidades de la zona y que los fenicios se hicieron sentir. No está muy claro el grado de relación que tenían entre la población indígena y la foránea. Entre el siglo VIII y VI a.C. debieron introducirse nuevos cambios tecnológicos como cambios en los patrones urbanísticos, el torno de alfarero, la metalurgia del hierro, nuevos cultivos como la vid y el olivo, y el desarrollo de las relaciones de dependencia. Se cree que hubo relación del interior con la costa por el comercio, aunque no exista ninguna contrastación arqueológica, ya que los fenicios se centraban en la obtención de metales y en la explotación agroganadera. A partir del siglo V a.C., aparecía como recinto amurallado en las zonas donde era necesario, con clara posición defensiva. En algún momento de este periodo (V,IV,III a.C.), debieron construirse las murallas que aún hoy se conservan en la zona norte y en la sur del yacimiento. Es un tipo de plaza fuerte fortificada, oppidum, en la que no se han encontrado ninguna estructura de tipo rural intercalada entre los restos hallados. Esto hace pensar a algunos investigadores en un cambio en la estructura social en el seno de la población indígena, traducido en unas relaciones de dependencia personales y no de parentesco, basándose en la inexistencia de estruturas rurales diferenciadas a los appida, lo que indica que la propiedad de la tierra se encuentra concentrada en pocas manos, es decir, en la oligarquía local, en un principio los linajes o grupos de parentesco más fuertes. A grandes rasgos, cuando los romanos inician su proceso de conquista por el sur peninsular, se encuentran con una sociedad estratificada con una clase dominante identificada como Estado.
DESCRIPCIÓN DE ESTRUCTURAS ARQUEOLÓGICAS:
La mayoría de las construcciones que pueden apreciarse fueron excavadas en la década de los años 70 del pasado siglo XX, aunque ya a finales del siglo XVIII Juan Vegazo hizo el primer intento, excepto el Foro que por primera vez fue en 1970. Los arqueólogos que trabajaron en las excavaciones en 1997 dividieron la zona en cuatro grandes áreas para realizar los trabajos de reexcavación, como ellos dicen.

ÁREA 1: las terrazas existentes estuvieron ocupadas por diferentes construcciones, al menos en la época altoimperial, atendiendo a la gran cantidad de restos constructivos que aparecen amontonados a los extremos de éstas. En esta zona se encuentra un complejo estructural identificado como Termas o Baños Públicos. Se ha podido constatar la reutilización de parte del pavimento de ladrillo perteneciente a estas termas en la casa moderna que se hizo construir Juan Vegazo. Actualmente se encuentra vaciado casi en su totalidad, pero una parte ha quedado sin excavar. Por el tipo de material que han encontrado, datan al conjunto no más allá del siglo III d.C. La mayoría de restos cerámicos ibéricos se han encontrado en esta área, asociándose a una serie de estructuras estratigráficamente por debajo de las Termas. El segundo de los conjuntos que nos encontramos aquí, presenta dos momentos cronológicos claramente identificados. El primero de finales del siglo XVIII cuando Vegazo construyó su casa de dos plantas con tejado a dos aguas, abandonándola a finales del siglo XIX cuando quizá se dejó de explotar la viña y el lagar. El siguiente y más antiguo pertenece a la época romana. Parte de los muros los reutilizó Vegazo, notándose claramente los dos tipos de aparejo. Por la posición que ocupa esta edificación romana, parte del espacio ocupado por el Foro, parece tener una posición relevante dentro de la trama urbana.
ÁREA 2: el Foro o espacio público de Ocuri formaba parte del núcleo urbano en época romana. Existen unas estructuras murarias relacionadas entre sí con una doble funcionalidad. Por un lado se tratarían de muros de contención con los que se consiguen una plataforma superior y otra inferior y que presentan una serie de gárgolas para el drenaje de las aguas de lluvia. Por otro lado, delimitarían y embellecerían el espacio urbanizado contando con muros divisorios, asociados a los anteriores y que formarían parte de las construcciones públicas, presumiblemente. Algunos otros datos hacen que los arqueólogos se inclinen a pensar que es un espacio público romano: la presencia de dos pedestales que, aunque actualmente desnudos, presentaban cada uno de ellos dos inscripciones honorarias dedicadas a los emperadores Antonio Pío y Commodo y parte e las esculturas de ambos; se halló el ara dedicada a la sacerdotisa del culto imperial ; y la presencia de una entrada de dos metros de anchura en uno de los muros que comunicaba la plataforma inferior con otra superior, se cree, que a través de una escalera. Esta zona abarca otra construcción que, aunque presenta problemas de interpretación en cuanto a su funcionalidad, es de carácter doméstico. Se aprecia una cisterna o aljibe para el almacenaje de agua o de víveres (se han encontrado restos de ánforas), tres habitaciones y un pasillo con acceso a todas las dependencias, terminando con una puerta por la cara este que da al exterior, y otra por la cara oeste de la que no quedan restos del pavimento.
ÁREA 3: En este complejo hay que distinguir un momento romano y otro prerromano. Se conservan muros cortados por las estructuras romanas y de aparejo diferente a éstas. Correspondiente a época romana nos encontramos una gran cisterna o aljibe, una habitación paralela y unas escaleras de piedra caliza talladas, adosadas a la construcción, que darían acceso a una segunda planta hoy desaparecida. Los materiales encontrados no van más allá de los siglos II y III d.C. Hay una pequeña estructura de forma cuadrada que por sus dimensiones y elementos que la componen, parece tratarse de una fuente ornamental en un espacio abierto.
NECRÌPOLIS I Y II: son lugares de enterramiento y puede que también de culto. En torno a este edificio tendría que girar gran parte de la vida religiosa de la ciudad. Este complejo se encuentra bastante transformado por los trabajos de restauración de que ha sido objeto. Las excavaciones del 70 - 71 afectaron tanto al exterior como al interior. Al retirar la tierra de la parte superior, pudieron comprobar que posiblemente hubiera una segunda planta como lugar de culto, pudiendo estar ésta al aire libre, aunque no lo saben con seguridad. Su planta es rectangular con forma absidal. La entrada es a modo de trampilla a través de la cual se accedía a la cámara funeraria. Presenta una bóveda de medio cañón, hornacinas o nichos en la pared, unas más pequeñas para las urnas de incineración, y otras de mayor tamaño, aunque no el suficiente para enterramientos de inhumación, más bien para esculturas, imágenes de dioses o difuntos venerados. Existe una gran piedra tallada por uno de sus lados que se ha querido identificar como un ara. Hay una segunda necrópolis que ocupaba un perímetro de unos 6000 m2 en el que aparecen dispersos restos de posibles enterramientos en fosa, con claros signos de expolio y muy mal definidos a causa de la vegetación. Según Fray Sebastián, dichas fosas están construídas por muretes de piedra y argamasa, con cubierta de tégula o de losas de piedra. Se encuentra algo distanciada de la anterior Necrópolis pero debió ser el lugar de enterramiento habitual de los habitantes de Ocuri romana durante largo tiempo. La cronología de los enterramientos no ha podido ser aún definida por los arqueólogos.
Texto: monumental.net
Fotos: Opta Photos

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